sábado, 26 de marzo de 2016

Cómo combinar quesos y vinos

Publicado por Jacqueline Bassi 


No hay duda que los mejores quesos se pueden consumir perfectamente por sí solos, no obstante, si se complementan con el vino ideal se puede engrandecer la magnificencia de esta experiencia gastronómica.

Vinos suaves con quesos frescos

Para combinar quesos con vinos, quizá lo primero sea decidir quién dirigirá a quién; el queso al vino o el vino al queso. También es importante saber si se va a presentar una tabla de quesos o sólo un tipo de queso.
La mayoría de los quesos se acompañan muy bien con vinos blancos, puesto que estos permiten saborear la amplia gama de gustillos de los diferentes quesos. Sin embargo, hay quienes creen que el vino rojo es el acompañante ideal de los mejores quesos.
Sin importar el color, existe una regla básica a seguir y es que entre más blando y fresco sea un queso, más frutal y suave deberá ser el vino; y entre más oscuro y duro el queso, el vino deberá ser más fuerte y complejo. Por lo tanto, los quesos fuertes y robustos se deben acompañar con un Chardonay o un Pinot Noir. Los quesos azules se acompañan bien con vinos dulces como el Sauternes o el Oporto. En los casos en que se opta por la tabla de quesos, la mejor opción es un tinto joven, como el Pinot Noir, puesto que este ayudará a lograr un mejor equilibrio entre él y los variados sabores de los quesos elegidos.

Combinaciones de acuerdo a la región geográfica

Una de las costumbres más comunes y antiguas en torno al maridaje de quesos y vinos es basándose en el territorio. A este tipo de aparejamiento se le conoce como maridaje viña-pasto. Los quesos regionales y sus vinos han encontrado una emparejadura que se ha fraguado a través del tiempo. Aunque se responsabiliza al clima y al tipo de territorio por su magnífico complemento, la base de esta práctica quizá sea esa conocida máxima que algunos denominan “sabor adquirido”. Por ejemplo, los quesos de Borgoña se consumen con vinos de Borgoña, mientras que los quesos de La Toscana se acompañan con vinos toscanos.

El balance ideal entre el queso y el vino

Lo más importante en la búsqueda de combinaciones entre queso y vino es que ninguno de los dos debe imponerse al otro, esto es lo que se conoce como equilibrio o balance.
Un queso muy complejo no debe acompañarse con un vino igualmente complejo, porque la intensa gama de aromas y sabores que estos despliegan choca con una no menos amplia escala de estos mismos atributos en un vino muy elaborado. Idealmente, quesos intensos en complejidad irían mucho mejor con vinos jóvenes. Los vinos frutales muy perfumados suelen ser demasiado impetuosos, por lo tanto no son una buena elección para acompañar quesos; igualmente los taninos muy fuertes se roban completamente el sabor de aun el más brioso de los quesos.

Tres elementos importantes en la búsqueda de combinaciones perfectas

El éxito de un casamiento entre queso y vino se puede lograr en base a tres elementos: similitud, contraste o complemento. Teniendo en cuenta esta pauta y dependiendo del gusto y el estilo del anfitrión, se decide si es la semejanza, el contraste o el complemento la norma a seguir.
Frecuentemente, los quesos suaves se aparean con vinos suaves, en este caso aludiendo a la similitud, mientras que en ocasiones la combinación ideal estriba en el contraste de los sabores.
Por ejemplo, quesos muy salados contrastan magníficamente con vinos dulces. Otro ejemplo sería con los quesos picantes que se acompañan, idealmente, con vinos picantes. En cambio, los quesos grasosos se complementan majestuosamente con vinos ácidos. Algunos quesos con sabor y aroma frutal sólo van bien con vinos cuyo sabor a fruta está fuertemente enfatizado. El contraste es probablemente el más difícil de estos elementos, en este caso, lo mejor es concentrarse en conseguir un buen equilibrio.

Maridajes populares

En general, los quesos azules moderados se acompañan con vinos blancos dulces y los azules más fuertes se combinan con tintos robustos e intensos. Ejemplo, el Roquefort, el Bleu, el Blue Castello, el Boursin, el Azul danés, el Fourme d'Ambert, el Gorgonzola, y el Stilton se combinan exitosamente con el vino blanco alemán Gewurtzraminer, también con el blanco dulce francés Sauternes; además, con un Oporto Moscato, o con un Rieslieng.
Los quesos blandos maduros y suaves como el Brie, el Camembert, los quesos de cabra, Chaource, Coulommiers, Crottin de Chavignol y NeufChâtel se acompañan con Chardonay, Champagne, Rieslieng y con Sauvignon Blanc, pero también se pueden acompañar con Cabernet Sauvignon.
El queso Manchego, elaborado en La Mancha, se suele acompañar con Cabernet Sauvignon.
El queso Gouda o tipo Gouda, también conocido como holandés, se marida perfectamente con un Merlot.
El famoso queso inglés Cheddar, se combina perfectamente con vinos afrutados, mientras que el Gruyere suizo va muy bien con vino blanco
El conocido queso Emmental, también suizo, de alto contenido graso y duro, se apareja muy bien con Cabernet Sauvignon.
El queso italiano Provolone, semi-duro y alto en grasa, es ideal con Cabernet Sauvignon
El rey de los quesos, el Parmesano (Parmigiano-Reggiano), un exquisito queso de textura dura, italiano, se acompaña muy bien con un vino tinto alto en taninos o también con un vigoroso vino blanco, como por ejemplo un Chardonay agudo que amortiguará su sabor picante.
Quesos fuertes como el Asiago, se pueden acompañar con vinos como el Shiraz, el Zinfandel o un Bordeaux.

La degustación de quesos con vinos


Finalmente, al igual que con el vino, los quesos se consumen de suave a fuerte, de blando a duro y de joven a añejo. Dice un viejo adagio que “la práctica hace al monje”, en el caso del apareje de quesos y vinos, errar es aprender. Si se tienen en cuenta todas las normas anteriormente expuestas en cada combinación elegida, la degustación de quesos con vinos resultará una experiencia placentera e inolvidable.

Cómo usar los cubiertos correctamente: Cubiertos y sus aplicaciones

Cubiertos y sus aplicaciones
El juego de cubiertos como lo conocemos hoy en día -el cuchillo, la cuchara y el tenedor- no llegó a formarse hasta finales del siglo XVIII. De hecho, el surgimiento y evolución entre uno y otro de estos utensilios abarcó siglos.
El primero en aparecer fue el cuchillo, que se remonta al periodo paleolítico, y cuya función principal era la defensa y la caza. El segundo fue la cuchara; su rastro se extiende al periodo neolítico, y se usaba exclusivamente para transportar alimentos líquidos. El tenedor fue el último en aparecer; aunque su existencia se rastrea al siglo XI, no fue hasta el siglo XVIII que evolucionó a la forma dentada con la que lo conocemos hoy y que se empezó a propagar. Este es el responsable por la definitiva erradicación de la costumbre de comer con los dedos, costumbre que se practicó hasta casi principios del siglo XIX.

A la hora comer

Existen dos formas de usar los cubiertos: a la europea y a la americana. La diferencia es que la costumbre europea no permite al comensal soltar los cubiertos mientras está comiendo ni cambiarlos de mano. El invitado toma el cuchillo con la mano derecha y el tenedor con la izquierda, y corta un solo pedazo a la vez para comerlo enseguida. El tenedor siempre se mantiene en la mano izquierda y se lleva a la boca con los dientes hacia abajo. La cuchara se usa con la mano derecha; los alimentos líquidos se toman de lado, y los sólidos como el helado, de punta. Dentro del estilo europeo, las manos siempre están sobre la mesa aún cuando no se está comiendo.

Manera de comer al estilo americano

En la costumbre americana los cubiertos se toman de la misma manera, pero en este caso la persona corta unos cuantos pedazos (nunca más de tres), y cambia el tenedor a la mano derecha sin que lleve ningún alimento ensartado durante este proceso. Entonces se ensarta el alimento en el tenedor y se lleva a la boca, sosteniéndolo siempre en sentido cóncavo, o sea, hacia abajo. Mientras tanto, el cuchillo se deja sobre el lado derecho del plato (con el filo hacia adentro) y la mano izquierda descansa sobre el regazo. Este proceso, denominado “zigzag”, se repite cuantas veces sea necesario durante la cena. La cuchara se usa al igual que en la costumbre europea. En ambos casos, al terminar de comer los cubiertos se dejan juntos paralelamente sobre el lado derecho medio bajo del plato.

Como usar la pinza de caracol o mariscos

La pinza se toma con la mano izquierda y el tenedor de dos puntas con la mano derecha. Se hace presión sobre las asas de la pinza para abrir el caparazón y extraer el molusco con el tenedor. Cuando se comen alimentos que exigen usar los dedos, generalmente se ofrece un lavadedos, un recipiente que puede ser de cristal, porcelana, o bronce, con agua tibia y perfumada adentro. Después de usarse y secarse los dedos con la servilleta, el comensal debe colocarlo a la izquierda del plato.

Cubiertos indispensables para la cena formal

En un juego de cubiertos formal siempre viene un set grande de cuchillos, cucharas y tenedores y uno mediano. La regla básica es que el grande es de comida y el mediano de almuerzo. La siguiente lista hace parte de la cubertería clásica para cenas formales.
·         Tenedor de comida o grande
·         Tenedor de pescado
·         Tenedor de almuerzo
·         Tenedor de ostras o caracol
·         Tenedor de langosta
·         Cuchillo de comida o grande
·         Cuchillo de almuerzo
·         Cuchillo de pescado o de ensalada
·         Cuchillo de fruta
·         Pala de mantequilla
·         Cuchara grande de sopa
·         Cuchara de almuerzo o postre
·         Cuchara de consomé
·         Cuchara de helado
·         Cuchara de bar
·         Cuchara de té o dulcera
·         Cuchara de café
·         Pinza de caracoles o Mariscos

Cubiertos especiales

Aparte de los anteriores, existe una gran variedad de cubiertos especiales para diferentes alimentos. Por ejemplo, el cuchillo para quesos, el tenedor de tres puntas para maíz, la cucharilla para azúcar, etc. Los cubiertos especiales no vienen en los juegos normales; estos hay que ordenarlos aparte.
También existe toda una gama de cubiertos para servir. Entre ellos están la pala calada para ensaladas, el cucharón para sopas, el juego de cortar asados que lleva el cuchillo, un afilador y el trinche o tenedor grande de dos puntas. Igualmente, están la cuchara para salsa general, la cuchara para salsa dulce, la pala para pastelería y la cuchara para arroces, entre otros. Es muy importante familiarizarse con la cubertería clásica y sus usos.

Las mejores marcas de cubiertos

Los cubiertos más comunes son los de acero inoxidable; los hay de todos los precios dependiendo de la calidad. Los cubiertos más apreciados son los de plata inglesa, plata antigua italiana, y los de plata mexicana o peruana. Los cubiertos de plata siempre vienen contramarcados con el 900 o 925.
Las marcas más populares de cubiertos son los Oneida, Wallace, Cambridge, Rogers, Reed & Barton, Gorham, Dansk, Lenox, Mikasa, Pfaltzgraff, Hampton, and Towle, pero existe una extensa gama de marcas.
Entre los cubiertos más finos están los Sheffield ingleses, los Tiffany americanos, y los Christofle franceses, entre otros. Los cuchillos alemanes de Solinge son muy famosos por su excelente calidad. Algunas de estas cuberterías alcanzan precios de hasta diez mil dólares.

Etiqueta en la mesa

Las reglas del buen comer han existido desde la antigüedad. Aún mucho antes de que los cubiertos se popularizaran, se estableció una serie de costumbres que tenían como función principal alcanzar un grado de cultura y refinamiento para no incomodar a los demás en la mesa.
Por ejemplo, en la época medieval antes de que el tenedor se popularizara, la gente de clase superior se distinguía del plebeyo porque comía utilizando solamente dos o tres dedos máximo y cuidando de jamás ensuciar el dedo meñique y el anular. Las clases bajas, en cambio, usaban los cinco dedos. La distinción social y cultural hoy en día estriba principalmente en qué tanto se conocen y se practican las reglas de etiqueta en el comedor.

Cómo acompañar vinos y comidas: La combinación perfecta entre los caldos y los alimentos

Cómo acompañar vinos y comidas

Publicado por Jacqueline Bassi 
Aunque no se sabe con certeza cuando se produjo la primera jarra de vino, en las tumbas de los faraones del antiguo Egipto, 2.600 años antes de Cristo, se recreó con lujo de detalles la elaboración del vino. La tumba del faraón Tutankamon contenía vasijas de vino inscritas con datos como el año de la cosecha, el productor y la calidad del vino. Se sabe que el vino era parte integral de los rituales y banquetes de la época.

Las reglas básicas

Existen normas básicas que son simples y fáciles de recordar a la hora de aparejar elvino con la comida. Una es que el vino rojo se acompaña con carne roja, el vino blanco con carne blanca o pescado, y el vino dulce con dulces o postres. Asimismo, el vino blanco se toma antes que el rojo, el vino joven antes que el añejo, y el vino seco antes que el dulce. La razón es que un vino rojo como el Cabernet Sauvignon, con alto contenido de alcohol y tánicos, si se consume antes que el vino blanco, que es muy ácido pero más suave, le suprimirá el sabor. Igualmente, el vino dulce bebido antes que el vino seco hará que el sabor de este parezca excesivamente ácido. La combinación de vinos y comidas tiene como fin principal el complementarlos para así resaltar sus mejores cualidades.

Los sabores del vino

Al igual que la comida, el vino tiene sabores básicos que son los que definen su característica principal; estos son el alcohol, el ácido, el dulce y el tanino. El porcentaje de cada sabor en un vino es lo que lo clasifica como fuerte, suave, seco o dulce. La armonía entre los sabores es lo que hace un buen vino. Para apreciar un vino, es necesario familiarizarse con sus sabores básicos; esto además ayudará a identificar su sabor sobresaliente, lo que permitirá hacer el maridaje adecuado con la comida que se va a consumir.

Sabor en las diferentes variedades de vinos

Todos los vinos tienen en menor o mayor escala los sabores básicos, además de otros, pero en cada uno de ellos existe un sabor dominante. Por ejemplo, todos los vinos tienen ácido; sin embargo, el ácido es la característica más pronunciada en el vino blanco. Igualmente, la característica principal de los tintos es el tanino o astringente, sobre todo en los rojos jóvenes destinados para añejar. El grado de alcohol de un vino es lo que lo hace pesado y fuerte, o liviano y suave. Los vinos rojos contienen más alcohol; por lo tanto son más pesados que los blancos. Lo que determina el grado de dulce de un vino es el momento de la cosecha de la uva que lo produce. Entre más madura la uva, más dulce será el vino.

Otras normas para acompañar vino y comida

Los condimentos en las comidas juegan un papel muy importante a la hora de acompañarlas con los vinos, porque alteran los sabores básicos de los alimentos. La regla es que las comidas ricamente aliñadas se acompañan con vinos fuertes y las comidas ligeramente aliñadas con vinos suaves.
Sin importar el tipo de alimento, las comidas levemente dulces van bien con vinos rojos porque el tánico disminuye el dulce; este mismo hará desagradables a las comidas saladas.
Las nueces que tienen cierto sabor tánico chocan con los taninos del tinto. El ácido y el astringente no armonizan bien porque el ácido aumenta el sabor del astringente; por lo tanto las comidas a base de tomate no van bien con tintos fuertes. Las comidas picantes se complementan con rojos enérgicos. Los vinos blancos vigorosos, como el Pinot Grigio o Sauvignon Blanc, van bien con comida china. El Sauvignon Blanc también es adecuado para comidas tailandesas, y las comidas indias se acompañan con tintos suaves como el Pinot Noir.

Los vegetales y el vino

La norma con los vegetales es concentrarse en el sabor sobresaliente en ellos para aparearlos con el vino correcto. Los vegetales dulzones irán muy bien con vinos rosados o con Chardonay porque estos tienen un poco acentuado el sabor dulce. Los vegetales con sabores a tierra van bien con tintos suaves como el Merlot. Los tomates, que son altos en ácido, van bien con vinos ácidos como el Sauvignon Blanc. Los espárragos, también ligeramente ácidos, se acompañan con el Sauvignon Blanc.

Los mariscos y el vino

Los pescados y mariscos se acompañan con vino blanco. La regla general es que los mariscos fríos se acompañan con blancos ligeros o con champaña; los mariscos calientes con vino abocado o dulzón; el caviar con champaña; y los pescados fritos con blancos secos. Existen, sin embargo, algunas combinaciones clásicas como son la langosta con el Chardonay, la trucha con el Riesling, y los pescados preparados en salsas cremosas con Chardonay fuerte. El salmón también va perfecto con Chardonay pero otra costumbre popular hoy en día es la de acompañarlo con Pinot Noir o con cualquier otro tinto suave.

Los vinos y el queso

La mayoría de los quesos se acompañan mejor con vinos blancos. El queso de cabra va muy bien con un Sauvignon Blanc, mientras que el Brié va mejor con el Chardonay, aunque también puede acompañarse con un Merlot suave. Sin embargo, quesos vigorosos como el Gorgonzola, y el Roquefort se acompañan mejor con tintos fuertes que los balancean perfectamente.

El complemento del vino y la comida


Lo más importante al acompañar vinos y comidas es lograr el equilibrio adecuado para que la experiencia sea agradable. Además de sus sabores básicos, el vino tiene otros sabores como son el de la madera, el añejo, y el de la fruta, que son propios a su naturaleza intrínseca. Todos estos sabores añaden una característica única y un efecto particular a la fusión de la comida con el vino. De la clara percepción de los diferentes sabores y la sutileza del paladar del anfitrión depende el éxito de la combinación elegida.

Cómo contestar a las 10 preguntas más difíciles de una entrevista

La entrevista de trabajo es la llave que abre la puerta a un empleo. Para lograr el éxito en ella lo más atinado es aprender a saber que busca el empleador. Por lo general, el empleador busca un candidato que sea autosuficiente, que sea versátil, que sea seguro de sí mismo y que demuestre el brío suficiente para hacer el trabajo o hacer que sus subordinados lo hagan.
De la habilidad del entrevistado para brillar en ese “breve” momento depende su oportunidad de entrar o quedar afuera.

El primer paso para triunfar es conocerse a sí mismo

Durante la entrevista se sobrelleva una especie de venta en la cual el empleador es el comprador y el candidato es el vendedor cuyo producto principal es, él mismo. Entre más claro se tenga quien es usted, cuáles son sus mejores atributos, cuáles son sus debilidades y cuáles han sido sus principales logros, mejor preparado se estará para el reto que se avecina.
El primer paso en esta preparación es hacer una lista de todas sus experiencias de trabajo, de sus conocimientos, de sus habilidades especificas, de las fechas de sus promociones, de los galardones que se han recibido, menciones de honor o reconocimientos especiales.

Aspectos de su persona que debe poder enumerar fácilmente

Lo más interesante de este ejercicio es que muchas veces al hacerlo se descubren aspectos de sí mismo que se desconocían y se establece bien clara su experiencia y conocimientos en los diferentes aspectos laborales. Esto le ayudará a venderse de la mejor manera.
El entrevistado debe poder detallar sus habilidades o cualidades en cada uno de las siguientes áreas: conocimiento, destrezas, personalidad y logros; de alguna manera casi todas las preguntas durante una entrevista están destinadas a hurgar en estas zonas. Conviene hacer ejercicios y tener una serie de buenas respuestas para cada una de ellas y sobre todo conocer las diez preguntas más comunes y también más difíciles durante la entrevista.

1. ¿Podría hablarme un poco sobre usted?

Una de las preguntas favoritas de los entrevistadores más experimentados. Aunque parece fácil, se podría decir que esta pregunta conlleva todas las posibles interrogaciones de una entrevista. Si no está bien preparado puede anotarse el primer desastre. La respuesta debe exponer su experiencia laboral “relacionada” con el trabajo para el cual se está entrevistando.
La respuesta debe ser concisa y no debe tomar más de dos minutos, en los cuales se debe hacer una introducción breve, hablar de sus mayores aciertos, detallar las capacidades necesarias para dichos logros y hacer énfasis sobre la importancia de dichas cualidades y los beneficios que podría traer a este empleo. Finalmente, se debe hablar sobre dónde se ve usted, en el futuro, dentro de la ocupación para la que está siendo entrevistado.

2. ¿Por qué está pensando en dejar su trabajo actual?

Por ninguna razón hable mal de su trabajo presente. El entrevistador pensará que usted hará lo mismo con él. Lo mejor en este caso, es hablar de los límites que su trabajo actual tiene, en el área de su interés, para su crecimiento. Asegúrese de que esos límites no existen en la empresa o posición para la que está siendo entrevistando. La respuesta ideal sería: disfruto mucho mi empleo pero el potencial para mi crecimiento es limitado.
3.¿Qué le interesa de nuestra compañía?
Esta es la oportunidad ideal para brillar demostrando lo mucho que sabe sobre la compañía. Hable sobre ella y las áreas en las que usted cree podría hacer su contribución. Por ningún motivo diga que está mucho más cerca de su casa, o algo de igual interés personal.

4. ¿Cuánto tiempo planea trabajar para nuestra compañía?

La repuesta debe ser simple: mientras yo continúe creciendo y aprendiendo, mientras yo continúe contribuyendo de manera positiva al crecimiento de la empresa. Jamás diga que piensa trabajar allí para siempre, porque eso nadie se lo creerá y puede generar más preguntas en este terreno.

5. ¿Cómo maneja usted conflictos en general?

La contestación es que no es frecuente que usted se enoje con la gente. Sin embargo, si un conflicto es inevitable usted lo puede enfrentar de manera razonable. También puede admitir que ha tenido confrontaciones con subordinados que no estaban cumpliendo con su trabajo.

6. ¿Cómo maneja su tiempo?

La respuestas debe ser específica: Nunca fallo una fecha de cumplimiento, aunque tenga que poner horas extras, si hubo problemas para completar el proyecto. Otra respuesta es: Lo primero que hago al comenzar el día es crear una lista de prioridades.

7. ¿Cuál es su peor defecto?

La respuesta debe ser un defecto que presente una ventaja para el empleador. Por ejemplo: tiendo a ser adicto al trabajo, pero estoy estudiando libros sobre este tema para remediarlo.

8. ¿Qué le gusta hacer cuando no está trabajando?

La contestación a esta pregunta es enfatizar actividades que complementan sus actividades de trabajo.

9. ¿Puedo contactar sus referencias?

La respuesta debe ser, sí. Ofrezca una lista de referencias para por la tarde, o para el día siguiente. Esta respuesta es adecuada y le dará tiempo de llamar a sus referencias para advertirles que esperen esta llamada.

10. ¿Tiene alguna pregunta?

Jamás diga, no. Esto sólo demostrará que usted tiene poco interés. Aunque usted ya sepa todo sobre la compañía, haga preguntas sobre ella o pida más detalles sobre la plaza que ocupará.

Otros detalles de importancia en la entrevista



Por último, todas las respuestas deben mantener un grado mínimo de humildad, reflejar sinceridad y suficiente entusiasmo. Una respuesta que no contesta la pregunta formulada es una falla grave. El desconocimiento sobre la empresa para la que se está entrevistando es inaceptable. Es muy importante mirar a los ojos del entrevistador durante el diálogo. La pulcritud, la puntualidad y la vestimenta adecuada son las bases principales para el éxito.