Jacqueline Bassi
“La obsesión Norteamericana por el terrorismo, perjudica los intereses de las otras naciones del hemisferio, enfoca unilateralmente sus prioridades e ignora los problemas primarios para América Latina” dice Joseph Tulchin, director del programa latinoamericano del Instituto de México y experto en temas de política Latinoamericana.
El tema central de la Seguridad Hemisférica,” la guerra contra el terrorismo”, ha cobrado gran importancia dentro de la agenda internacional estadounidense, gracias a la resolución 1373 del 2001 del consejo de seguridad de la ONU, la cual, reafirma que los eventos del 11 de septiembre al igual que todo acto de terrorismo internacional constituyen una amenaza a la paz y la seguridad internacionales. La resolución reafirma la necesidad de luchar con todos los medios, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, contra las amenazas a la paz y la seguridad internacionales representadas por los actos de terrorismo. La 1373 apoya todos los actos necesarios que ayuden a que se prevenga y reprima el financiamiento de los actos de terrorismo. Esta ratificación de la ONU al tema de la seguridad hemisférica de la agenda estadounidense, una vez más, parece favorecer el sacrificio de otros temas de la agenda internacional y apoyar así mismo la imposición de agendas que no tienen en cuenta las preocupaciones de los otros participantes, como son por ejemplo: el impulso al desarrollo de los países latinoamericanos, la lucha contra la pobreza, la facilitación del comercio y otros.
La seguridad hemisférica en este momento, tiene como tema dominante la colaboración en la contienda contra el terrorismo; de la misma manera que en el pasado se identificó por la lucha contra la “amenaza soviética ó el comunismo, también justificada en la existencia de una amenaza internacional común. Este hecho no sería un problema de no ser porque una vez más, desplaza en gran medida las preocupaciones y prioridades de los otros países del hemisferio occidental. “Es difícil alinear los intereses de la llamada seguridad hemisférica cuando la hegemonía estadounidense impera a la hora de crear una agenda de intereses para los países latinoamericanos,” dice Maria Cristina Rosas, profesora e investigadora del Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. La campaña contra el terrorismo, exige la canalización de recursos humanos y materiales al fortalecimiento de las fronteras, de las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia. El problema es, que los países latinoamericanos no disponen de recursos suficientes para mejorar la economía ó la calidad de vida de sus habitantes y el destinar parte de sus limitados recursos a una batalla que ni siquiera es exáctamente propia, reduce las posibilidades de atender sus propias prioridades.
El principal problema fué y sigue siendo, la enorme diferencia existente entre los intereses estadounidenses y los intereses del resto de los países del continente. La canalización de recursos en muchos casos no favorece las prioridades de Latinoamérica. La forma como esta planteada la agenda internacional en la actualidad, no abarca suficientemente los problemas políticos, económicos, sociales y de salud, tan importantes para América Latina.
Estados unidos ha logrado incorporar el lema de las alianzas comerciales dentro de la agenda de la seguridad hemisférica, con el fin de justificar la imposición de la lucha contra el terrorismo como prioridad fundamental de la seguridad hemisférica. Este poderoso incentivo económico, ha logrado que los países del hemisferio quieran cooperar con Estados unidos y su agenda de seguridad hemisférica. Sin embargo, uno de los grandes incentivos, el ambicioso tratado de libre comercio para las Américas, ALCA, no ha llegado ha cristalizarse. De acuerdo con el reporte de políticas públicas escrito por los tres analistas del IRC: Tom Barry, Laura Carlsen y John Gershman, “La administración Bush no comparte la filosofía del libre comercio. Más bien, ve el “libre comercio” como un instrumento que generalmente sirve a los intereses de las corporaciones estadounidenses”.
Una vez más, Estados Unidos parece imponer sus intereses económicos ante los de la región. La pregunta en torno a este conflicto es: ¿Cómo se podría manejar el tema de la seguridad hemisférica de manera que las prioridades de los países de la región hagan parte de la agenda Estadounidense? La falta de interés por resolver los problemas para llegar al ALCA demuestra que la administración Bush no parece considerar estratégicas las relaciones con América Latina y el Caribe. Sin embargo, esta actitud contrasta con las palabras del ex secretario de estado norteamericano, Colin L. Powell: “sabemos que tenemos que salvar las diferencias que existen actualmente entre los que prosperan en la sociedad y los que están atascados, atrapados en la pobreza, en la ignorancia, y el comercio puede hacer esto”.
Los países latinoamericanos no parecen ser importantes a los ojos de los Estados Unidos a pesar, de que son precisamente estos países vecinos los que en gran parte sostienen su plataforma económica, ya que cualquier crisis financiera de Latinoamérica afecta fuertemente los intereses estadounidenses en el hemisferio.
Existe una diferencia entre los países del continente respecto a lo que constituye una “amenaza”. El mejor ejemplo de ello es la lucha contra el terrorismo, considerada por Estados Unidos como la principal amenaza a su seguridad nacional. La principal amenaza para los demás países de la región es el incremento de la pobreza, la creciente violación de los derechos humanos, el estancamiento del crecimiento económico y el aumento de la corrupción. Estas son algunas de las prioridades que necesitan ser abordadas en América Latina, y las que necesitan urgentemente de la cooperación del jefe del hemisferio occidental.
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