martes, 5 de junio de 2007

El TLC entre Estados Unidos y Colombia, ¿Que es y que beneficios traerá a Colombia?

Jacqueline Bassi

“El Tratado de Libre Comercio (TLC) que se negocia entre los países andinos, entre ellos Colombia con Estados Unidos, debe verse como una gran oportunidad y no representa una amenaza para la economía y los empresarios”, dijo el administrador de Aduana en Barranquilla, Capitán de Navío Germán Mendoza Martínez, quien también es director regional de la Dian.
La declaración de Mendoza Martínez viene a ratificar la afirmación de los que apoyan la realización del tratado de libre comercio con Estados Unidos, con la convicción de que el TLC traerá grandes beneficios a la economía colombiana. Sin embargo, esa misma declaración contrasta con la apreciación de serios oponentes a dicho tratado como por ejemplo la del representante a la cámara por Bogotá Wilson Alfonso Borja Díaz, quien dice a través de un documento en el que analiza la séptima ronda del TLC, que “el acuerdo solamente logrará la destrucción de la economía nacional”. En ese mismo documento, Mendoza Martínez reta al gobierno colombiano a comprobar, a través de una aprobación ciudadana del TLC, que el pueblo no está de acuerdo con un tratado que lesiona los intereses de la nación entera.“
En torno a este ruidoso debate entre los que apoyan el TLC y los que se oponen a él, avanza a pasos agigantados, quizás uno de los proyectos más ambiciosos para el gobierno de Colombia: La consolidación del TLC con Estados Unidos.
El objetivo principal de este acuerdo es buscar una relación comercial bilateral con Estados Unidos más profunda que la del ALCA, con el fin, de lograr mayor acceso que otros países al Mercado norteamericano. Los temas que se negocian dentro del TLC son principalmente los siguientes: el acceso a Estados Unidos de productos colombianos sin aranceles ni trabas administrativas a cambio de permitir la entrada de productos estadounidenses a Colombia en similares condiciones. Se eliminan de la lista de productos aquellos que sean sensibles a la economía del país y por tanto perjudiquen algún sector del comercio del país. La agricultura es otro de los temas que se negocian dentro del tratado. Este tema persigue eliminar los subsidios agropecuarios de los
Estados Unidos y al mismo tiempo se busca balancear las medidas sanitarias que tiene que ver con el control de enfermedades de las plantas y animales con el fin de garantizar oportunidades equitativas al mercado. Otro tema de negociación son los servicios, aquí se busca eliminar las barreras impuestas al comercio de servicios y las leyes que impiden la participación en dicho sector. Dentro de esta categoría los países pueden reservarse ciertas áreas que sean de índole sensitiva al país, como por ejemplo, la defensa nacional. Dentro del tema de servicios se encuentran el sistema bancario, telecomunicaciones, servicios empresariales profesionales y servicios médicos. El otro tema importante que se negocia es el de las inversiones. Aquí también se busca establecer normas justas y transparentes que promuevan la inversión y que eliminen las barreras no justificadas ó no suficientemente claras dentro de la inversión. También busca proteger al inversionista colombiano en Estados Unidos para que tenga oportunidades similares a las de los estadounidenses. Otros temas tratados son los de los subsidios, el anti-dumping y los derechos compensatorios. En cuanto a los subsidios, se busca controlar el financiamiento de productos que pongan en desventaja dentro del comercio a los productos colombianos. El dumping y los derechos compensatorios prohíbe que los países vendan sus productos a otros mercados por debajo del valor real. Se busca eliminar cualquier desventaja que elimine la posibilidad de participar competitivamente en el mercado. El tema de los derechos de propiedad intelectual trata de proteger razonablemente la propiedad intelectual, los trabajos de escritores y compositores. Con respecto a medicamentos, se trata de obtener limitaciones a los derechos con el fin de proteger el derecho de la población colombiana a medicamentos patentados, que por su carácter subdesarrollado no alcanza a obtener. Por último, también trata el tema de las compras de sectores públicos con el ánimo de ofrecer similares oportunidades a comerciantes de ambos países a negociar sectores públicos. Todos estos temas son de suma importancia para el crecimiento del comercio y la prosperidad del país.
De acuerdo con el ministerio de Comercio de Colombia, Estados Unidos ha sido el mayor socio comercial de Colombia en las últimas décadas. Un informe presentado por este ministerio dice que en 1992 el comercio entre USA y Colombia fue de 6.1 billones de dólares, mientras que el comercio bilateral con Estados Unidos obtuvo cifras que alcanzaron 10.2 billones de dólares en el 2002, y que representaron para Colombia exportaciones por concepto de 5.2 billones de dólares e importaciones por concepto de 5 billones de dólares. Estas cifras confirman los benéficos de las relaciones comerciales con Estados Unidos puesto que, estos incrementos concuerdan con el inicio de la Ley de Preferencias Comerciales Andinas denominada ATPA, por sus siglas en inglés, aprobada en 1991 por el congreso de Estados Unidos.
El ATPA fué el régimen de preferencias unilaterales comerciales otorgadas por Estados Unidos a los países andinos como contribución en la lucha contra el tráfico de drogas ilícitas. Reemplazado desde el año 2002 por el ATPDEA (“Ley de Promoción Comercial Andina y de Erradicación de Drogas”), es una ley de los USA que permite el acceso libre de aranceles a más de 6.000 productos colombianos al mercado de USA. De acuerdo con el Ministerio de Comercio de Colombia, en el año 2000, “ante el inminente vencimiento de ésta Ley y teniendo en cuenta la importancia que la misma revistió para la industria nacional en materia de producción, exportaciones y generación de empleo, se solicitó tanto la renovación con miras a extender su cubrimiento en el tiempo como su ampliación en número de productos. En agosto de 2002, nuevamente el Congreso de los Estados Unidos aprobó el esquema preferencial bajo la denominada Ley ATPDEA ampliando su vigencia hasta el 2006, e incluyendo productos representativos de la oferta exportadora colombiana como son las confecciones y el calzado, entre otros”.
De aquí la importancia de llegar al acuerdo TLC puesto que vendría a crear un puente entre la Ley ATPDEA y el TLC, para proteger la cobertura de beneficios arancelarios de los que goza Colombia en la actualidad. Esta visión es la del Ministro de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, Jorge Humberto Botero, quién afirma que el vencimiento del ATPDEA sería muy perjudicial para el país puesto que se quedaría sin ventajas arancelarias. Otro comentario que vale la pena resaltar, es el siguiente hecho ante la evolución del proceso de negociación del Tratado de Libre Comercio, por los ministros de comercio Jorge Humberto Botero y de Agricultura, Andrés Felipe Arias, quienes expresaron que si bien el ambiente político en ese país (USA) está cerrando las puertas a los acuerdos bilaterales, los funcionarios de ese Gobierno ratificaron su compromiso para lograr un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Colombia.
Es conveniente observar que los tratados de libre comercio no tienen término. Por lo tanto, de firmarse el TLC entre USA y Colombia, el acuerdo permanecerá vigente hasta que una de las partes proponga a la otra su renegociación ó terminación. De acuerdo con un informe del gobierno colombiano a la ciudadanía, esto se realiza mediante un procedimiento regulado por el mismo tratado y por el Derecho Internacional, que se conoce como “denuncia” del tratado. Esta es una ventaja del TLC frente al ATPDEA puesto que el carácter temporal del ATPDEA es una barrera intangible para los inversionistas extranjeros.
Otro punto controversial del tratado de libre comercio, es la preocupación de que dicho tratado beneficie a una minoría selecta. El gobierno de Colombia responde a esta inquietud a través de un informe titulado: “Mas Empleos Mejor Calidad de Vida,” con el siguiente informe:
“La garantía de que las negociaciones se realizan en beneficio del país y no de unos pocos la constituye el proceso democrático-participativo mediante el cual se adoptan los tratados. Dicho procedimiento se compone de múltiples instancias de discusión, revisión, aprobación y ratificación, las cuales se encuentran reguladas de manera detallada por la Constitución Política.
En primer lugar, la posición negociadora de Colombia se construye luego de un largo proceso de consultas entre las diversas entidades del Gobierno, los empresarios, los gremios de la producción, las organizaciones sociales, las universidades y el propio Congreso de la República.
En segundo lugar, las decisiones en la mesa de negociación no las toman los negociadores de manera inconsulta, sino luego de un proceso de concertación entre las diversas entidades estatales. Las decisiones más importantes son tomadas por el Señor Presidente de la República y sus Ministros, reunidos en Consejo Superior de Comercio Exterior.
En tercer lugar, durante todo el proceso de negociaciones el Congreso de la República y las entidades de control, como la Procuraduría y la Contraloría, reciben informes sobre el avance de las negociaciones. Las plenarias y comisiones del Congreso permiten un amplio espacio de discusión nacional sobre los temas debatidos.
En cuarto lugar, si el Gobierno finalmente decide suscribir el tratado, el mismo pasa a consideración del Congreso para aprobación ó rechazo. Este procedimiento toma cerca de un año, dado que requiere la aprobación en comisiones y plenarias del Senado y la Cámara de Representantes.
Finalmente, si el tratado es aprobado por el Congreso, automáticamente pasa a control previo de la Corte Constitucional, con el fin de verificar que el mismo esté de acuerdo con la Constitución Política.
Este largo proceso democrático y participativo, llevado a cabo por diversas entidades independientes y con la participación de la ciudadanía, es el que permite que los acuerdos comerciales internacionales no se conviertan en leyes de la República sin contar con los frenos y balances necesarios para garantizar que los mismos se suscriban en beneficio del país.”
Esta explicación detallada del proceso del acuerdo deja en claro que sí bien no es rigurosamente garantizada la trasparencia del proceso, por lo menos es muy difícil que el tratado favorezca a un sector minoritario o preferencial, puesto que dicha tergiversación tendría que ser aprobada y auditada por un grupo de organismos y funcionarios públicos y del sector privado.
Un capítulo también importante dentro de las negociaciones del TLC son las sanciones por el incumplimiento del tratado. Cada sector tiene sanciones específicas a aplicar en caso de incumplimiento. Pero, normalmente todos los sectores tienen como primera regla corregir las violaciones al acuerdo e imponer multas y sanciones comerciales a los violadores del tratado. La OMC, Organización Mundial del Comercio, supervisa las prácticas comerciales de sus miembros incluyendo los tratados de libre comercio subscritos bajo su tutela.
Por último, es importante conocer quiénes son los negociadores directos del TLC. Los tratados de libre comercio son negociados por el gobierno y la sociedad civil y son coordinados por el Ministerio de Comercio siguiendo las pautas fijadas por el gobierno y el sector privado, sector público y las academias. En el caso de Colombia, las áreas de mayor importancia son negociadas por el presidente de la república, y adoptadas por el Consejo Superior de Comercio Exterior las cuales han sido previamente consultadas por el sector privado y la sociedad civil. Colombia tiene un Equipo Negociador especializado encargado de representar al país en las diferentes negociaciones. Este grupo está compuesto por un centenar de funcionarios pertenecientes a los diversos ministerios y entidades del país. Los negociadores pueden consultar en el “cuarto de al lado”, para asegurar sus decisiones respecto de la posición negociadora que se les ha confiado. El cuarto de al lado es el lugar donde se reúnen los representantes del sector privado y organizaciones sociales que asisten a las negociaciones. Este grupo se creo con el objeto de asistir a los negociadores rápida y oportunamente con preguntas o información de aspectos técnicos y específicos importantes para la negociación. También ayuda a la interacción entre el sector privado colombiano y sus contrapartes de los otros países. El tema de los negociadores es muy controversial y ha sido objeto de serias críticas por parte de los gremios sindicalistas, empresarios y organizaciones sociales. El representante a la cámara por Bogotá, Borja Díaz, dice: “ se ha visto que los negociadores del país no representan los intereses de la nación, y que los mecanismos como el cuarto de al lado, son solamente para una minoría que muy seguramente está logrando beneficios sustanciosos a costa del empeoramiento de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de los colombianos”
Como estas, hay enormes críticas al TLC que provienen de todos los sectores de la nación; sin embargo también existen los que creen en los beneficios del TLC para Colombia.
El Diario Del Sur de Pasto publicó en Febrero 1 de 2005, en su Página EDITORIAL titulada Nariño y el TLC, el siguiente comentario: “A pesar de las opiniones en contra, es indudable que el TLC generará múltiples beneficios, entre los que se encuentra un aumento en la tasa de crecimiento económico, lo que también significa un incremento en el ingreso per cápita y en el nivel de bienestar de la población.Igualmente está contemplado en el Tratado de Libre Comercio, una expansión de gran importancia en las exportaciones con énfasis en las no tradicionales, en las que nuestro Departamento de Nariño tendría excelentes posibilidades. Esto generaría de inmediato la creación de nuevos empleos, como resultado de esa mayor actividad exportadora, lo que sería de enorme beneficio para una región, que como la de Nariño, presenta uno de los mayores índices de desempleo del país”.
Aclaraciones tales como las del Ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, “Este Gobierno no va a exponer a la competencia el frágil sector agropecuario de manera unilateral. Lo hará solamente en un ámbito multilateral o bilateral. Por eso, hemos trabajado en un tratado de libre comercio con MERCOSUR y otro con Estados Unidos”, demostrando que Colombia está negociando este tratado con pleno conocimiento de sus debilidades y derechos.
Los colombianos deben empezar a mirar el TLC con ojos de aprobación. Una mirada detenida a las negociaciones demuestra que no está siendo ligero, que las mesas de negociaciones se han preparado para pulsar por buenas oportunidades para Colombia sin descuidar los sectores sensibles de la economía colombiana. Negarse al tratado de libre comercio es como negarse ha entrar en la órbita de la globalización. Si Colombia no entra a ser partícipe del acuerdo, desaparecerá del comercio mundial. Hemos visto el ejemplo de China, cuyos ingresos empezaron a mejorar considerablemente con la entrada al comercio mundial. Lo que está bien claro en este momento es que comerciar con países vecinos no es una alternativa sino una necesidad. La competitividad en el ámbito mundial exigirá mejor calidad, mejorará el nivel de vida de los colombianos y traerá más empleos y más progreso a Colombia.

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